Los casos de violencia familiar no dependen de un estatus social o financiero. Ocurre en los hogares de las personas más ricas y de las personas más pobres. A veces un conflicto surge de la nada, y una trivialidad puede poner a todos nerviosos y ansiosos.
Aunque podríamos describir varias situaciones por un largo rato y hacer que esta historia sea infinita, nuestra principal meta es ayudar a aquellos que sobrevivieron o que observan violencia en sus familias. Y es que este tipo de violencia es una de las más diversas tanto cuando se trata del agresor como de la víctima.
Desde casos donde el padre tiene mucho estrés y poco manejo de la bebida; hasta el punto donde parece que los niños se salen de control y las agresiones de todo tipo hacia los padres se vuelven cada día más frecuente. Porque la violencia dentro del seno de la familia no es sólo física; tiene muchas variables, y hoy las analizaremos todas y cada una para poder combatir.
VIOLENCIA FAMILIAR – ¿CÓMO IDENTIFICARLA?
¿Qué realmente es considerado violencia o agresión? La interpretación personal, así como de las leyes respecto a estos dos conceptos; es lo que realmente hace que la violencia intrafamiliar siga siendo una realidad para muchos hoy en día.
“Eso es normal”, “mi mamá es igual”, “es sólo una etapa, todos los adolescentes son iguales”. Son muchas las personas que interpretan el comportamiento de un miembro de su familia como algo “normal” por el simple hecho de que para ellos es algo cotidiano.
Pero, si algo no se siente correcto; entonces tal vez no lo sea. Incluso cuando ese comportamiento viene de papá o de mamá, o peor aún; cuando viene del pequeño de la casa. Si nuestro sexto sentido, si nuestra propia capacidad de sentir empatía hacia los sentimientos del otro nos dice que: Algo no se siente bien. Debemos escuchar a nuestra intuición e informarnos.
Es por ello que primeramente enumeraremos los tipos de violencia intrafamiliar que manejan la mayoría de las leyes en los países. Una vez sabiendo identificar el problema; entonces podremos hablar con más propiedad de cómo enfrentarlo y conseguir una solución.
VIOLENCIA FÍSICA
La más “popular” de todas las facetas de la violencia intrafamiliar. Y cuando decimos popular nos referimos a aquel tipo de violencia que las personas sí aceptan como una verdadera causa para iniciar las alarmas.
Tal vez es por lo mostrado en la televisión o por lo que nos enseñan desde muy chicos (“a la mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa”); pero en todo caso, es el tipo de violencia más visible.
Es por ello que desde muy temprana edad se intenta educar a los niños a no recurrir a los golpes; la violencia física no genera soluciones sino miedo, trauma, resentimiento y enemigos.
Este tipo de violencia se presenta en la familia más a menudo de lo que se cree. Aunque son muchos los casos de agresiones físicas hacia las mujeres en la familia o en las relaciones de pareja; lo cierto es que ambos sexos sufren de maltratos de este tipo.
Y la razón por la cual la información de las estadísticas no es fidedigna y tal vez nunca lo sea, es porque la violencia física tiene un gran aliado: el silencio.
A través de la intimidación (amenazas de muerte o de más golpizas) o la mediación (promesas vacías en las que se alega que no se volverá a repetir); la violencia física logra repetirse hasta que la víctima o el victimario no pueden seguir más.
Lo peor de todo es que, cuando este tipo de violencia es percibida por los niños e incluso por la misma víctima; suele replicarse y convertirse en la norma de convivencia.
VIOLENCIA ECONÓMICA
Aunque en muchas culturas uno de los miembros de la familia suele cumplir la función de “tesorero”; lo cierto es que en otras partes del mundo este papel se deforma hasta niveles en donde se convierte en violencia.
Usar el patrimonio como chantaje con amenazas o acciones que creen dependencia económica y restrinjan la libertad de crecer a nivel financiero; todas esas son cualidades de alguien que, a través del control del dinero, busca que los miembros de la familia lo vean como “la mano que da de comer”.
Tristemente, volvemos al caso de que se ha convertido en un problema cultural y de crianza. Se enseña a las niñas a buscar un hombre con dinero para que las “mantenga”; y se enseña a los niños que, por el hecho de haber pagado, deberían obtener algún tipo de “privilegio” pues no es por el bien material que pagan, sino por la persona en cuestión con la cual comparten ese bien.
VIOLENCIA SEXUAL
Uno de los tipos de violencia que peores secuelas deja en todas las partes involucradas. La violencia sexual suele surgir de muchas maneras, desde un pequeño incidente que involucra a alguien pasado de tragos; hasta un proceso de “lavado de cerebro” para hacerle sentir a la víctima que ese acto sexual indecoroso es en realidad lo correcto.
Aunque podríamos explayarnos enormemente sobre las distintas formas de violencia sexual intrafamiliar; lo importante es destacar que: El acto sexual es la relación carnal entre un hombre y una mujer llevado a cabo con el consentimiento de ambos sin ningún tipo de coacción externa o interna.
Incluso en un matrimonio de años entre un hombre y una mujer. El consentimiento mutuo debe existir. Y sobre todo debemos hacer hincapié en los términos hombre y mujer. Que se refiere a dos personas del sexo opuesto que han alcanzado la madurez sexual en todos sus niveles: físico, mental, emocional, espiritual y legal.
Si alguna de estas piezas falla antes o durante el coito, es deber de ambos interrumpir el encuentro en incluso posponerlo; ir más allá de esas condiciones es considerado una agresión sexual. Y no hace falta ser experto en leyes, fisionomía o psicología para percibir cuando un encuentro sexual no se siente correcto.
VIOLENCIA PSICOLÓGICA
No es necesario el contacto físico o involucrar el dinero de por medio para que un acto sea catalogado como violento a nivel legal. La violencia psicológica es otra de las tantas realidades silenciosas que afecta al núcleo familiar.
La violencia familiar en la mayoría de los casos comienza como violencia psicológica. Aunque puede evolucionar a otras de las antes mencionadas, podría decirse que es la base de todas y cada una de ellas. Y es que la violencia psicológica puede existir en todos los niveles del núcleo familiar.
Desde los niños hacia los padres, el padre hacia la madre, la madre hacia el padre y los padres hacia los niños; la violencia psicológica es el mayor de los problemas y el punto de arranque para algo peor.
A través del aislamiento, uso de los niños, humillaciones privadas y públicas, falta de respeto, generar culpas, desentendimiento y muchos otros mecanismos más; la violencia psicológica siempre buscará disminuir a un miembro de la familia de manera implacable.
¿CÓMO LIDIAR CON LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR?
Cada persona tiene el derecho de proteger su vida, como toda constitución sostiene. Y para sobrevivir a la violencia dentro del seno de la familia, todo viene del interés genuino.
El mayor aliado de la violencia no es la fuerza física ni la cantidad de dinero que una de las partes ostente; la base de la violencia es el silencio.
En Visita Casas hemos tenido la oportunidad de lidiar con casos de violencia como oyentes, y si algo nos sorprendió fueron las declaraciones de las partes involucradas.
El Miedo
Todas las víctimas de violencia tienen un sentimiento en común: miedo. Ya sea un miedo impuesto por su agresor o un miedo auto impuesto. Las personas no suelen denunciar a sus agresores por miedo a las consecuencias, y es que muchas veces sienten que no tendrán el respaldo de la ley o; que el agresor será más eficiente en llevar a cabo una venganza que la ley en otorgarle la justicia.
Control
El control sobre otro ser humano. Todos los agresores también tienen un sentimiento que comparten: la emoción de sentir que tienen control absoluto sobre alguien más sólo con mover un dedo o decir unas palabras.
Por lo visto, la sed de poder es algo que todos los seres humanos tienen dentro de sí. Algunos en una mayor medida que otros, siendo que un grupo de personas muchas veces se dejen segar por esa emoción.
Lo cierto es que, a veces las personas buenas hacen cosas malas; pero las explosiones de violencia recurrente no es una característica que compartan las personas buenas.
Aceptación
El segundo aliado de la violencia. Tan poderoso como el silencio, la aceptación es algo que comparten tanto las víctimas como los victimarios. Una aceptación de la nueva realidad en donde: “te lo tienes merecido” y “tú tienes la culpa” se convierten en el mantra del agresor mientras que: “me lo merezco” y “yo tengo la culpa” pasan a ser el mantra de la víctima.
Y aunque para nosotros resulte ser fácil notar que ambos están equivocados. Para las personas que participan en los casos de violencia familiar, darse cuenta de esta realidad es casi imposible.
Se convierte en su estilo de vida, su norma, su “algo especial” que solo tienen ellos y las demás familias no. ¿si ahora mismo te dijera que el sol es azul, lo aceptarías?
Un caso similar ocurre con las familias que se enfrentan a la violencia dentro de su núcleo. Y es que es un tipo de negación mucho más compleja; similar a la locura compartida.
Sin embargo, la mejor manera de combatir la violencia es a través de la crianza. Valores fuertes que nos dejen bien en claro qué está bien y qué está mal. Siendo así, las personas no caerán en una espiral viciosa de violencia pues, de manera inmediata; alguien notará lo ocurrido y hará lo que es correcto: denunciar.
Si es el silencio la razón por la cual los casos de violencia familiar logran prosperar, entonces la manera de cortarla de raíz es exponiéndola ante las autoridades competentes.
Una persona buena puede tener un mal día
Esta es una realidad absoluta, pero saber canalizar esa ira de la forma correcta es lo que nos convierte en personas civilizadas. Una agresión puede no ser motivo para terminar un matrimonio de 10 años; pero tampoco debe pasarse por alto. Es algo que debe denunciarse y, el victimario debe asumir las consecuencias de sus actos; re aprender a canalizar la ira de forma correcta y, solo entonces, retomar su vida.
Si eres consciente de algún caso de violencia, denúncialo, solo así podremos ayudar a los victimarios; quienes muchas veces actúan así porque no saben cómo pedir ayuda. Pero, sobre todo, podrás evitar que ocurra una desgracia mayor al dejar que la violencia familiar evolucione.
Referencia:
Por un enfoque integral de la violencia familiar
VIOLENCIA EN LA FAMILIA, UN MAL SOCIAL
Todas las imágenes fueron cortesía de: pixabay.com/pexels.com/freepik.es