La deficiencia de leche cuando se amamanta a un niño puede existir por un período corto luego del parto y luego puede desaparecer. Esto, sin embargo no se soluciona con los métodos comunes, como por ejemplo tomar licor de malta. Tarde o temprano esto generará un problema en la constitución de la madre. Pero entonces, ¿cómo se maneja esta deficiencia? Hay que dejar que la madre conserve la buena salud para que la leche, tanto en calidad como en cantidad, sea de torrente amplio, nutritiva y buena.
Recomiendo una dieta simple, generosa y nutritiva para favorecer la salud del niño. Sin hacer foco en una comida exclusiva, sino en una gran mezcla de animales y vegetales. Puede ser con o sin vino o licor de malta, de acuerdo a los hábitos de cada uno. Es de mucha importancia hacer ejercicios regulares al aire libre, ya que esto tiene una extraordinaria influencia en promover la secreción de la leche saludable. Luego de dejar la sala de descanso, se debe hacer ejercicio de carruaje, que luego de una semana se deben cambiar por ejercicios hípicos o una caminata diurna. Un baño de agua tibia o fría y salada debería hacerse cada mañana, aunque si no se puede, se debe sustituir pasándole una esponja al cuerpo con agua salada.
Adoptando con perseverancia este plan, la leche materna será obtenida en mucha cantidad y en buena calidad, como le sea posible a la madre. Ahora exponemos un caso que servirá de ejemplo:
Atendía a una señorita de 24 años de edad, delicada y muy saludable, para tener su primer hijo. El parto fue bueno. Todo salió bien durante la primera semana. A pesar de que los senos se agrandaron prometiendo una buena leche para el infante, muy poco salía de los pezones. Durante los próximos cuatro días se vio un aumento gradual en la cantidad, obteniendo cerca de media cuchara en la mitad de este período, y una cuchara entera al final. Mientras esto ocurría, el niño fue necesariamente alimentado con comida artificial, y como consecuencia de esto, sus intestinos se desordenaron y se generó una diarrea severa.
Por tres o cuatro días fue cuestión de vida o muerte para el infante, ya que se había reducido tanto por la soltura de sus intestinos que no tenía fuerza como para agarrar los pezones de su madre. La leche, entonces, tuvo que ser sacada, y al niño hubo que alimentarlo con una cuchara. Luego de unos días, sin embargo, pudo obtener la leche materna por sí mismo; y, para hacer el caso corto, durante el mismo mes, la madre y el niño volvieron a su casa. La madre ya contaba con una bastante buena proporción de leche saludable en su seno y el niño perfectamente recuperado y evidentemente con buenos pronósticos.
Cuando, sin embargo, haya habido una temprana deficiencia en el abastecimiento de leche, frecuentemente pasará que, antes del sexto o séptimo mes, las necesidades del infante serán más grandes que lo que pueda dar la madre. La deficiencia deberá compensarse con un poco de comida artificial, que puede ser usada antes del sexto mes, y puede administrarse a través de una botella.