Algunas veces, las causas del desgaste en una relación de pareja o dentro del núcleo familiar pueden ser ocasionadas por el trabajo. Aunque es necesario esforzarse para poder darle a nuestros seres queridos la vida que se merecen y que siempre se ha soñado, ese mismo esfuerzo puede convertirse en un arma de doble filo que termina hiriéndonos a nosotros mismos y a nuestra familia cuando fallamos en el deber de conseguir un equilibrio entre ambos: nuestro lugar de trabajo y nuestra casa.
Lo peor de esta situación, es que comienza como un asesino silencioso, deslizándose de a poco a nuestras vidas y ni siquiera nos damos cuenta sino hasta que ya es demasiado tarde o incluso hasta que otra persona nos lo hace ver. Ya sea por la naturaleza de nuestro trabajo o porque tengamos que comenzar a trabajar largas jornadas, es necesario saber balancear nuestra vida profesional de la privada, aquí le damos unos consejos para lograrlo.
¿Cómo nos afecta llevarnos el trabajo a casa?
Es imposible, muchas veces, percatarnos por nosotros mismos cuándo es demasiado. Una vez que comienzan a surgir muchas cosas en la oficina hasta el punto donde nos sentimos agobiados surge la frase «yo mejor salgo de aquí y termino esto en casa». Es fácil sentirse disperso e insuficiente debido a la sobre carga laboral dentro del sitio en el que se supone deberíamos ser más productivos.
Lo que puede empezar como una buena noticia
«¡Mi amor llegas temprano!»
«Sí, todavía me faltan terminar algunas cosas pero las haré aquí, tenía que salir de allá, quería estar contigo»
Fácilmente se puede volver en nuestra contra. Llevamos el trabajo a casa porque consideramos que estamos pasando demasiado tiempo en nuestro lugar de trabajo. Una vez llegamos al hogar nos sentimos dentro de una zona de confort en el que se unen nuestra profesión y la comodidad del entorno hogareño. Sin embargo, estar físicamente en casa mientras trabajamos, aunque a nosotros pueda hacernos bien, a los que nos rodean los afecta de forma diferente.
Se espera que cuando lleguemos a casa toda nuestra atención sea para las actividades en familia, no obstante, lo que menos hacemos es eso. Nos encerramos en nuestro mundo de la oficina, sin los ruidos que nos molestan, sin la presión de un superior y sin ese muchas veces incómodo uniforme; es fácil disfrutar trabajar en casa. Notamos que nuestra productividad aumenta considerablemente y pronto lo que debíamos tener listo en una semana lo completamos en 3 días.
Ese aumento de nuestra eficacia por supuesto llamará la atención de los superiores y surgirá el tema de si podemos abarcar más. Llegados a este punto lo comprenderemos «sí puedo, adelanto lo más que pueda aquí y el resto lo termino en casa» . Entonces sentiremos como nuestra vida profesional despega, asignación tras asignación completada de forma exitosa y lo mejor de todo es que no sentiremos la sobrecarga de trabajo porque estaremos la mayoría del tiempo en nuestra zona de confort, en nuestro hogar. O por lo menos así ocurre las primeras semanas, tal vez meses, incluso años.
¿Cómo afecta llevarnos el trabajo a casa a nuestro núcleo familiar?
La otra cara de la moneda. La parte que no vemos al estar tan ensimismados en nuestro crecimiento profesional y que también se ve afectada por nuestra decisión de comenzar a llevarnos el trabajo a casa.
Con tanto éxito por nuestro progreso acelerado, nuestra familia siempre encontrará difícil decirnos a la cara que dejemos de trabajar, vernos felices es lo que ellos quieren, si antes de comenzar a llevarnos el trabajo a casa nos notaban bajo estrés, ansiedad e incluso frustración ¿cómo decirnos ahora que lo dejemos si nos miran felices?
Esa es la principal causal por la cual no nos damos cuenta que a nuestra familia les afecta en lo económico positivamente nuestra decisión, pero a nivel filial las cosas se derrumban. Entre las distintas sensaciones que las personas que viven con un «Workaholic» nos dijeron, pudimos encontrar las siguiente:
- Sensación de ausencia: A veces no me doy cuenta que está en la casa y sinceramente ya no me afecta.
- Frustración: Hubiera preferido que renunciara a ese trabajo, lo que hizo fue renunciar a nosotros.
- Soledad: Está pero realmente no está.
- Envidia: Le presta más atención al trabajo que a mí.
- Des-protección a la familia: «Siempre estás trabajando» le dijo mi hija al enterarnos que estaba embarazada.
- Inseguridad: Tiene a alguien más importante en el trabajo.
En la etapa del noviazgo se trazan grandes ideales de tener mucho más tiempo para compartir y seguir conociéndose a través de la intimidad y la convivencia. Cuando ese ideal se ve fracturado por el sentimiento de abandono que ocasiona llevar el trabajo a casa, es muy difícil de recuperar. Igual de difícil que es recuperarse de una traición o incumplimiento de promesa.
¿Qué hago para no tener que llevarme el trabajo a casa?
Lo primordial es, de antemano, aceptar que un espacio debe estar dedicado a una parte de nosotros y el otro espacio a la otra parte. Hay también que comprender que en el trabajo, a pesar de tratarse de una rutina, no todos los días serán iguales habrán: días malos, días buenos, días en los que queramos renunciar, días en los que amemos nuestra profesión más que a nada. Una vez aceptamos esto, ya hemos solucionado el problema antes de que se presente.
Lo segundo es: aprender a separar la casa del trabajo. Así es, si en casa no debemos darle atención a nuestro trabajo sino a nuestra pareja y familia, ¿por qué entonces no hacer lo mismo en nuestro sitio laboral?
Desconectarse de las distracciones de la vida personal es la clave para una vida profesional exitosa
- Evite revisar sus redes sociales, correos electrónicos, mensajes de texto y correos de voz durante su trabajo. Inculque a su familia que usted está para ellos en todo momento, pero que deben respetar su horario de trabajo. Si se trata de una emergencia puede estar seguro que la noticia la recibirá al momento, pero si no es algo realmente crucial entonces aprenda a aceptar que esas cosas las puede atender luego de terminar su jornada laboral o durante un período de descanso.
- Deja las conversaciones privadas con los compañeros de trabajo para la hora del almuerzo o para cuando ya no estén en la oficina. Crear lazos con las personas que componen su ambiente laboral es muy importante, si usted pasa 8 horas en su sitio de trabajo y dedica 8 horas a dormir; notará que más tiempo pasa en realidad con esas personas que con su propia familia; por lo menos así lo es mientras dedica su vida a trabajar. Pero es necesario establecer los límites dentro del sitio de trabajo, sobre todo si tiene un cargo importante en el que hay personal bajo su supervisión.
- Trabaje más rápido, aumente su productividad. Intente copiar los hábitos de trabajo de las personas más eficaces a su alrededor, trate de asignar o distribuir la mayor cantidad de trabajo entre sus compañeros o subordinados, aprenda a decir no a las propuestas de trabajo irrazonables (conocer nuestros límites es clave para el éxito en nuestra vida profesional). Aprenda a dividir en pequeños segmentos las tareas más complicadas pautando fechas de terminación para cada tarea y así luego poder ensamblar todo como un rompecabezas.
- Respete sus horarios, la puntualidad no significa solamente llega temprano sino también implica salir a la hora acordada. Es bueno ser una persona que está allí cuando se le necesita, pero para eso existen las horas extras, aprenda a comunicar a su familia que necesitará permanecer en su trabajo más allá de lo que establece su horario para poder terminar sus labores, pero no se lleve el trabajo a casa.
Y si ya me llevé el trabajo ¿cómo salgo de esa situación?
Es importante que su pareja, conjuntamente con usted, sea capaz de identificar la situación que se está dando ¿es una situación temporal por una crisis económica? ¿es algo que se está dando por las características del empleo? En cualquier caso es imperativo que escuche las necesidades afectivas de su familia ya que a través de esas palabras sabrá cómo se siente su núcleo familiar.
Saber que se está bajo un problema es el primer paso a la solución. Haber demostrado durante ese tiempo que usted es más que capaz en su trabajo para realizar todas esas actividades será suficiente razón para exigir que sus asignaciones sean redistribuidas. Podría entonces ser el responsable ahora de adiestrar a nuevos empleados para que hagan el trabajo que usted es capaz de hacer lo que lo colocará en una posición más valiosa para la empresa pues a diferencia del resto usted será ahora indispensable para el buen funcionamiento.
Referencias
Wokaholic – Adictos al trabajo
¿Qué pasa cuando se nos muere el amor?