Decoración para bebés Niños

Preparando una dieta artificial para los infantes

La dieta artificial para los niños debería ser lo más parecida a la leche materna como sea posible. Esta mezcla se puede obtener con un poco de leche de vaca, agua y azúcar en la proporción siguiente. Dos tercios de leche fresca de vaca, un tercio de agua hirviendo y un poco de azúcar como para endulzar la mezcla. Esta es la mejor dieta que puede ser usada para los primeros seis meses, luego un poco de comida farinácea puede combinarse.

dieta artificial infantil

En la infancia temprana, las madres toman el hábito de darle al niño papilla espesa, panada, polvo de bizcocho y demás materias similares, pensando que una dieta más liviana no lo nutrirá. Esto es un error, ya que estas preparaciones son demasiado sólidas y pueden sobrecargar el estómago y causar indigestión, flatulencia y quejas. Todo esto puede crear la necesidad de medicinas purgativas y carminativas, que pueden tener un efecto negativo en la digestión y además causan irritación. Por eso es que muchos infantes se ven sujetos a tratamientos para repeler la indigestión y la expurgación, con la administración de narcóticos; mientras que si su dieta fuera de calidad, no había ninguna necesidad de la intervención médica.

Para preparar la dieta es muy importante que se obtenga leche pura, que no tenga ningún tipo de mezcla con agua y que se haya tomado de la vaca en un clima cálido. No debería ser mezclada con agua o azúcar hasta que se necesite, y no se debe preparar más de la necesaria para cada comida. Debe ser lo más fresca posible. Lo mejor es no calentar la leche con fuego, sino calentar el agua con la que se irá a mezclar. Luego, se le debe administrar al infante en una temperatura tibia.

A medida de que el niño vaya creciendo, la proporción de leche puede ir subiendo; esto es necesario luego del segundo mes, donde se puede permitir tres partes de leche a una de agua. Pero no debe haber cambios en la dieta del niño si su salud permanece en buen estado y si su apariencia mejora. Nada es más absurdo que la noción de que, en una vida temprana, los niños requieren de una variedad de alimentos, siendo que la naturaleza prepara uno solo. Romper esta regla sólo puede causar daños.

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Ahora hablemos de las cucharas y de las botellas de amamantar. La primera nunca debe ser usada en este período, ya que la capacidad de digerir del infante es muy débil, y su comida debe ser administrada lentamente al estómago, como se procura en el acto de amamantar, en donde se segrega una gran cantidad de saliva que, dentro de la boca, se mezcla con la leche y se traga. Éste proceso de la naturaleza entonces debería ser emulado lo más posible y la comida (para este propósito) debería ser dada por la succión de una botella de amamantar. De esta manera, el alimento se obtiene lentamente y la succión empleada asegura la mezcla correcta de cantidad de saliva, lo que es un factor determinante para una buena digestión. Cualquiera sea la botella que se use, no se debe olvidar que la limpieza es absolutamente esencial para el éxito de este plan.

En cada comida debe ser regulada de acuerdo con la edad del niño y su poder digestivo. Una pequeña experiencia podrá permitir una cuidadosa observación por parte de la madre para determinar este aspecto. A medida que el niño crezca, la cantidad de comida debe ser aumentada.

El error principal que se comete es la sobrealimentación, y es un error bastante serio que puede ser evitado si el padre genera un plan sistemático para lograr horas específicas de alimentación que sólo deben ser ignoradas cuando se indique apetito. La comida debe ser administrada lentamente y en pequeñas cantidades. Esta es la única manera efectiva de prevenir la indigestión y la irritación de las vísceras, algo muy común en la infancia y un factor clave para conservar la buena salud y nutrición del infante. Como se ha observado, «la naturaleza nunca quiso que el estómago de un infante se convierta en un receptáculo de laxantes, carminativos, anti ácidos, estimulantes y astringentes; cuando éstos se vuelven necesarios, estaremos seguros de que algo está mal en nuestro manejo, sin importar lo perfecto que nos parezca».

La frecuencia de la alimentación debe ser determinada como una regla general, para permitir que en los intervalos se realice la digestión. Se sugiere intervalos de tres o cuatro horas. Si se ignora esta regla y se le da al niño comida cada hora, no se le permitirá al estómago poder digerir de manera correcta, y la comida pasará por el intestino sin estar propiamente digerida, se fermentará y se volverá agria, produciendo un cólico y un purgamiento, empeorando la salud del niño.

La postura del niño al alimentarse: éste es un factor importante. El niño no debe recibir sus comidas estando acostado, su cabeza debe ser levantada por el brazo de la madre, en la posición más natural, procurando que la comida no tome el camino equivocado. Luego de cada alimento, el pequeño debe ser puesto en su catre o debe reposar en las rodillas de su madre por al menos media hora. Esto es esencial para el proceso de la digestión, al igual que el ejercicio lo será para el desarrollo del niño.

Cuando salga el primer diente, y en este período pueden salir dos o tres, se deben hervir materias farináceas, pasadas por un colador, y mezcladas con pequeñas cantidades de leche, si es necesario. En este punto, el niño puede por primera vez ser alimentado con cuchara.

Sobre el autor

Nilda Nora

Soy Nilda Nora y me gusta escribir sobre decoración de interiores. Si quieren contactarme o tienen alguna consulta que hacerme, aquí debajo tienen mis redes sociales.

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